Ya llevaba tiempo el Nuevo Teatro Europeo invitándome a su obra Cheese and milk, o lo que es lo mismo, Queso y leche, y el pasado 19 de septiembre por fin pude ir. Ambientada en la postguerra, lejos de ser un drama, plantea cuestiones filosóficas acerca de la guerra y las solidaridad a través de una historia llena de imaginación y con toques de humor. Creada por el escritor Cristian Mínguez, tiene como eje central el momento histórico en el cual tras terminar la segunda guerra mundial, los Estados Unidos a través del plan Marshall enviaron a Europa raciones de leche en polvo y queso para paliar la hambruna.
Dos personajes, una maestra y un marinero americano interactuan en el escenario, ambos dialogan, aprenden el uno del otro, viajan, triunfan en Broadway, cantan, bailan, realizan un programa de radio y un teatro de guiñol que sirven como vehículo para llevar al espectador a una reflexión a cerca de la inutilidad de los conflictos y la importancia de la solidaridad, y por supuesto para reponer fuerzas tras tango ajetreo, el queso y la leche siempre presente como tercer protagonista de la obra. Rosa de Soto
Con Irel Faustina Bermejo y Cristian Mínguez, la maestra y el marinero respectivamente en esta original obra escrita a su vez por Cristian Mínguez, en sus manos el vaso de leche, otro protagonista más de la obra
El sábado 24 de septiembre las integrantes de Gestiona Cultura estuvimos repartidas entre unas fiestas que cada año adquieren más solera e importancia a nivel nacional y muy pronto inclusive internacional y la grata compañía de una vieja gloria de la literatura.
¿Por dónde empezar? Una coge una virtual maquina del tiempo y se traslada al 200 antes de cristo aproximadamente y a las llamadas Guerras Púnicas a través de las fiestas de Cartagineses y Romanos que todos los años, la segunda quincena de septiembre, tienen lugar en la ciudad de Cartagena en esa época Carthagonova. Aunque no todo son batallas. Durante dos semanas también hay desfiles, se celebran las bodas de Anibal, el general Cartagines, e Himilce, la princesa Ibera, se teatraliza un oráculo, se puede asistir a un circo romano donde no falta desde carreras de cuadrigas a lucha de gladiadores y para festejar los benignos acontecimientos y olvidar los conflictos, todas las noches se puede comer, beber o ser parte de algún que otro ritual Cartagines, Celta, Ibero o Romano en el campamento donde las casetas son templos, villas y fortines y en el cual tanto bárbaros como romanos comparten el gusto por las celebraciones y la buena vida. Unas fiestas donde se dan la mano la Historia y el espectáculo que la ciudad de Cartagena procura recrear de la forma más fiel hasta el punto de hacerte creer que realmente has viajado en el tiempo. Rosa de Soto
Esta cronista aparece aquí con una de las tropas romanas, Los Vigiles de Carthago
Según los historiadores Anibal y sus tropas llegaron a las puertas de Roma a lomos de elefantes
¿Como serán las tropas de Magón que tienen encadenado al mismísimo diablo?
Una de romanos
Cada año una pareja de recién casados se encarga de ponerse en la piel de Anibal e Himilce
Lucha de gladiadores en plena calle
Seres inquietantes y extraños entre las tropas bárbaras
Las tropas de Escipión el Africano, el general romano que logró vencer a Anibal
No podían faltar los Celtas llegados del norte y sus gaitas
Amazonas de Capadocia, las chicas también son guerreras
Y para acabar la noche un paseo por el campamento donde sorprende la elaborada construcción de las casetas, lo mucho que se cuida cada detalle a la hora de hacerte creer que estás paseando por calles barbaras y de la antigua Roma.
Esa misma tarde nuestra presidenta Clara visitó al escritor Juan Díaz Morales que a sus 88 años demostró que la elegancia y la educación no se pierden con los años si te pusieron en este mundo con ello implícito. Hay amistades que no se deben perder, sobre todo si estas hacen que vuelvas a casa con un poco más de humanidad y sabiduría. Rosa de Soto